No tengo mucho tiempo, pero sí el suficiente para mostrar mi discrepancia frente a las palabras del señor Kike en las que ha tachado al sentir del Catedrático Gustavo Bueno como reflejo del pensamiento "pequeño-burgués "facha" de los habitantes de la capital del Principado de Asturias. En primer lugar, las declaraciones de Gustavo Bueno son fruto de la edad (que hace mella en las capacidades de todo ser humano), y su interpretación, muchas veces tergiversada y maliciosa, se lleva a cabo por medios más interesados en polemizar y, principalmente, en desprestigiar, un supuesto pensamiento "retrógrado" o "de derechas", que presuntamente sostiene este hombre. A este respecto, me gustaría hacer notar que ni Gustavo Bueno es un hombre de derechas al uso -si es que eso existe-, ni mucho menos un pensador retrógrado. Un análisis serio del pensamiento y la obra de este profesor, que únicamente puede resultar válido si se realiza en conjunto y siguiendo el método holístico -imposible de llevar a cabo en este lugar-, probablemente nos llevaría, pienso yo, a posturas bastante más alejadas de lo que podríamos pensar, en comparación con lo que se ha expuesto aquí.
En segundo lugar, y para finalizar, niego la mayor, pues desconozco de la existencia de un pensamiento ovetense "pequeño-burgués"; más bien lo denominaría un pensamiento "regentiano" o "clariniano" que, si bien ha sido denominado por muchos de burgués o provinciano, lo ha sido equívocamente, pues nada más lejos de un pensamiento realmente burgués que la asfixia social, la costumbre convertida en cadena y las libertades transformadas en sueño. Es en ese sueño infantil y provinciano en el que, salvando las distancias, sigue deambulando la sociedad de la vieja Vetusta. Y sé bien de lo que hablo.
A modo de cierre, me gustaría destacar que el hecho de que Gustavo Bueno defienda la pena de muerte, no le hace, en absoluto, un pensador de derechas, así como tampoco le hace un pensador retrógrado el que se postule en contra del aborto o a favor de una supuesta "patria". Un anciano que pretende denominar a su pensamiento de "marxista-tomista", ya no se puede tomar en serio, ni siquiera en cuanto a cuestiones meramente morales, pues, si tomamos su experiencia de vida como modelo, no resultará fácil establecer una analogía con la trayectoria vital de cualquier ciudadano al uso, y menos "ovetense". Podría citar multitud de ejemplos para quebrar la relación causal entre defensa del aborto, o de la pena de muerte y "pensamiento de derechas", pero baste con citar al inefable Robespierre, firme partidario de la abolición de la pena de muerte (y así se proclamó el mismo, en uno de sus desafortundamente célebres discursos ante la Convención). ¡Qué intensidad la suya en la oposición a la barbarie!.
He dicho.